Polanco, un distinguido barrio al noroeste del centro de Ciudad de México, comenzó su desarrollo en los años 30 con casas ornamentadas para familias. Hoy, es célebre por sus galerías de arte, centros comerciales de lujo y gastronomía sofisticada. Es hogar de renombrados restaurantes latinoamericanos y modernos bares de cócteles. Además, tiene la fortuna de tener el extenso Parque Chapultepec en su límite sur.
A pesar de no estar en el corazón de la ciudad, Polanco cuenta con elegantes hoteles que lo hacen un punto de partida ideal. Y si decides hospedarte en otro lugar, es sencillo disfrutar una tarde entera paseando por la arbolada Avenida Presidente Masaryk o degustando un menú del día.
Te presentamos qué hacer en Polanco y cómo disfrutar nuestros lugares favoritos de este encantador rincón de la capital.
Antara Fashion Hall
Antara es un centro comercial con un ambiente sofisticado. Encuentra tiendas internacionales, desde Zara y Mango hasta diseñadores como Carolina Herrera y Hugo Boss. Incluso si no buscas ropa, ven a disfrutar un yogurt congelado de Moyo y observa a los visitantes.
Malix
Malix tiene dos frentes abiertos a la calle; por un lado, una tienda de productos orgánicos y, por otro, un pequeño bar circular. Aunque el nombre es una palabra maya que significa “perro callejero”, el talentoso chef Alonso Madrigal tiene un amplio reconocimiento. Con experiencia en restaurantes como Noma y Rosetta, fusiona sus raíces mexicanas con ingredientes selectos, presentando platos con sabores intensos y presentaciones delicadas, donde destacan ingredientes como hierbas silvestres y hongos de los valles de México.
Cine en barco en Bosque de Chapultepec
El lago de Chapultepec se llena de lanchas que se convierten en butacas para el cine. Es una experiencia inusual y divertida. Las lanchas se agrupan formando un acogedor cine al aire libre ideal para parejas o familias. La pantalla es grande, garantizando una buena visión desde cualquier punto.
Pujol
Enrique Olvera, el chef detrás de Cosme y Atla en Nueva York, presenta en su prestigioso Pujol dos opciones culinarias: un menú degustación en el elegante salón principal y una experiencia «taco omakase» en el bar, con diversos tacos, antojitos y botanas. La buena noticia: probablemente podrás probar el famoso mole madre de Olvera en cualquier opción. Dado que es uno de los restaurantes más destacados del país, quizás quieras reservar aquí antes de comprar tu boleto de avión.
Teatro Ángela Peralta
Construido en 1939, este teatro nació con la idea de que la Ciudad de México tuviera un espacio semejante al Hollywood Bowl. Aunque es más pequeño (con capacidad para 5,000 personas), es un hermoso lugar para conciertos al aire libre. Además de actuaciones musicales (desde jazz hasta música clásica), el lugar alberga producciones teatrales ideales para familias con niños.
Parque Lincoln
Este acogedor pulmón verde en el corazón de Polanco alberga esculturas, un aviario, un estanque, museo y un teatro al aire libre, todo cerca de los restaurantes y bares del barrio. Visita este lugar para un respiro natural en tu recorrido: pasea por el estanque y admira las esculturas que se integran armoniosamente con el entorno verde.
Quintonil
Aunque Pujol ha sido durante mucho tiempo el lugar predilecto para una comida elegante en la Ciudad de México, Quintonil merece el mismo reconocimiento por su profunda conexión con la esencia y la cocina mexicana. Su menú degustación de nueve platos resalta ingredientes autóctonos de México: maíz, frijoles, calabaza, chiles y hongos, complementados con algunas carnes. Si prefieres no invertir el tiempo o el costo del menú completo, también puedes pedir a la carta. Los postres, como el flan de queso con helado de apio, son una delicia.
Sala de Arte Público Siqueiros
El muralista mexicano David Siqueiros imaginó este espacio como un salón donde los amantes del arte pudieran reunirse y conversar. Ahora es una galería que también organiza charlas, conferencias y talleres sobre diversos temas de arte y diseño. Ven aquí para ver exposiciones contemporáneas, como una reciente que presentó a cuatro muralistas mexicanos contemporáneos.
Licorería Limantour
Limantour es reconocido como uno de los mejores lugares para cocteles en la Ciudad de México, tanto que sus mixólogos forman a otros en toda la capital. Los amantes de los cocteles acuden para disfrutar del arte en acción, y también atrae a un público moderno. Los bartenders preparan cocteles clásicos con un toque mexicano. Aunque la comida, con opciones como guacamole y tostadas, suele ser un complemento.
Museo Jumex
El Museo Jumex alberga una de las mayores colecciones privadas de arte contemporáneo de América Latina, con obras de Andy Warhol, Martin Kippenberger, Cy Twombly y Damien Hirst. La variedad abarca desde pinturas hasta instalaciones de luz y video. El edificio, diseñado por el arquitecto británico David Chipperfield, es tan distintivo como el arte: un cubo de concreto blanco de 15,000 pies cuadrados con un techo en forma de sierra. (Además, el Museo Soumaya está justo al lado, por lo que puedes disfrutar de dos lugares en una sola visita).
Lago DF
Esta boutique de diseño es tan estéticamente atractiva como sus artículos. Las prendas, muebles, textiles y accesorios son diseñados por talentosos diseñadores mexicanos y latinoamericanos. Aunque solo sea, adquiere una taza de barro a buen precio: cada café te recordará tu paso por México.
Bosque de Chapultepec
Si Nueva York tiene Central Park y Londres tiene Hyde Park, la Ciudad de México tiene el Bosque de Chapultepec. Con más de 1,700 acres, alberga museos, jardines botánicos, un gran lago y un zoológico. Hay algo para todos aquí y vale la pena visitarlo, al menos por los museos. Pero no dejes de ver ofertas especiales como los picnics nocturnos en los jardines botánicos o el cine en el lago, donde puedes ver películas desde un bote a pedal.
Proyectos Monclova
Elegante, moderno y ya clásico, Proyectos Monclova es una galería ubicada en el sureste de Polanco. Brinda una mirada íntima a la Ciudad de México, siendo un refugio de museos más concurridos. Se centran en uno o dos artistas por vez, siendo una fuerza vital en la comunidad artística mexicana y también alcanzando audiencias internacionales en ferias de arte prestigiosas. Artistas emergentes de México, problemáticas socio-políticas latinoamericanas y obras de íconos como Helen Escobedo son protagonistas aquí. Haz una parada rápida antes de comer o cenar, o cuando necesites un descanso de las compras. Con treinta minutos basta, pero es una parada obligada para los amantes del arte.
Niddo Café Polanco
En una calle residencial, Niddo Café es un encantador café creado por el dúo madre e hijo, Eduardo y Karen Plaschinski. Con sus azulejos en tonos rosados y un patio lleno de plantas, es el lugar ideal para fotos. Se ve a damas con grandes gafas de sol charlando, mientras todos buscan el ángulo perfecto para fotografiar sus deliciosas delicias, desde babkas de chocolate hasta lattes con corazones de espuma. Su vitrina de postres es impresionante, y también ofrecen opciones saladas como ensaladas y sándwiches.
¡Qué Bo!
¡Qué Bo! se especializa en chocolates artesanales hechos a mano con ingredientes exclusivamente mexicanos. El chocolate tuvo sus raíces en Mesoamérica, por lo que es natural que el chocolate mexicano tenga este exquisito sabor. Compra uno de cada trufa para disfrutar de la variedad completa que ofrecen. Con tantos sabores interesantes, ¿por qué limitarte?
Museo Soumaya
Desde su inauguración en 2011, el Museo Soumaya se ha convertido rápidamente en uno de los museos más emblemáticos de la Ciudad de México. Y no solo por su arte: el imponente edificio plateado, revestido con miles de hexágonos plateados, es uno de los puntos arquitectónicos más destacados de la ciudad. En su interior, una colección de 66,000 piezas muestra obras de artistas legendarios como Diego Rivera y Rufino Tamayo. Además de artistas mexicanos, encontrarás íconos europeos como Matisse y Degas.
Cárcamo de Dolores
Aquellos que visiten la Ciudad de México por segunda o tercera vez y crean haberlo visto todo, encontrarán algo nuevo aquí. Este sitio histórico, aunque no muy visitado, fue construido en 1951 como un sistema hidráulico conectado a las principales líneas de agua de la ciudad. Aunque ya no funciona como obra hidráulica y ahora es un museo y punto cultural, resalta la compleja relación de la ciudad con el agua. Ubicado en una sección menos frecuentada de Chapultepec, actualmente está en renovación y cerrado al público, pero aún se puede admirar la impresionante escultura de Tlaloc, el dios azteca del agua, en su entrada.
Iglesia San Ignacio de Loyola
Un oasis de tranquilidad en una ciudad llena de energía, esta iglesia modernista, no tan visitada, se encuentra oculta a la vista en el residencial Polanco. Diseñada por el reconocido arquitecto Juan Sordo y terminada en 1961, destaca por su estructura triangular recubierta de cerámica amarilla hecha a mano. Durante las horas de visita, puedes recorrer el interior y el exterior. En su interior, el templo jesuita está adornado con vitrales multicolores que, en días soleados, crean efectos luminosos semejantes a un caleidoscopio. Es un lugar de oración y reflexión, pero también un rincón especial para amantes de la arquitectura.
El Turix
El Turix es experto en cochinita pibil: cerdo sazonado con achiote y cítricos, cocido lentamente bajo tierra. Se sirve con cebolla morada encurtida en panuchos (tortillas ligeramente fritas con frijoles), tacos o tortas. (Ten en cuenta que el achiote tiñe todo de un color naranja vibrante, así que ten cuidado de no manchar tu ropa mientras comes). Es el lugar ideal para un almuerzo rápido en Polanco.
Ticuchi
En Ticuchi, el templo casual de Enrique Olvera dedicado a antojitos mexicanos y bebidas a base de agave, encontrarás un menú conciso con un toque oaxaqueño. Hay variedad de bocados, incluidos insectos, guacamole, pequeñas tostadas y tamales. Prueba los tacos al pastor, donde la piña sazonada con axiote reemplaza al cerdo, o la «barbacoa» de champiñones asados. El agave es protagonista en las bebidas, con opciones desde tequila hasta mezcal y destilados regionales como bacanora y sotol. Es común ver a jóvenes parejas, grupos de amigos celebrando y algún que otro turista, dado que estamos en el sofisticado Polanco.
