Incluso en la ciudad que nunca duerme, valoramos nuestro descanso, aún mejor si está acolchado por buena comida, excelente guía local y espacios preciosos. Afortunadamente, Nueva York ofrece una plétora de opciones, ubicadas por toda la ciudad y que van desde el lujo desbordante hasta lo sutilmente cool. Desde refugios históricos en Midtown hasta nuevos espacios en NoMad, aquí están los mejores hoteles de la Gran Manzana para descubrir y visitar ahora.
Aman New York
En los 35 años desde que Aman fue fundado y su primera propiedad abrió sus puertas en Phuket, la marca ha llegado a representar un tipo de experiencia para un tipo de viajero: discreta, expansiva e íntima, con un enfoque integral al bienestar y una habilidad casi camaleónica para adaptarse al paisaje circundante. Así es Aman Nueva York, la última joya de su corona: la primera incursión urbana de la marca en Estados Unidos y solo su segunda propiedad urbana en el mundo después de Aman Tokio. Y vaya corona que es: Ubicado en el icónico Crown Building de Midtown Manhattan, un hito de Beaux-Arts cuidadosamente renovado por el diseñador belga Jean-Michel Gathy de Denniston Architects, el espacio deslumbra con una terraza al aire libre de 7,000 pies cuadrados, un spa y centro de bienestar repartido en tres pisos, y suites tranquilas con techos altos (cada una con su propia chimenea). Habitaciones desde $1,950. —Betsy Blumenthal
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Fouquet's New York
La línea de hoteles franceses conocida por sus propiedades en París y St. Barth's ha llegado a EE. UU. a través de Nueva York. En una intersección adoquinada en el distrito histórico de Tribeca North, una fachada de ladrillo rojo industrial da paso a ocho pisos de etéreo diseño interior Art Deco directamente desde el sur de Francia. El lujo de colores pastel del Fouquet's New York incluye tres opciones de comedor francés, un indulgente spa subterráneo (completo con sauna, hammam y piscina de hidroterapia), y un espacio de cine inspirado en Cannes acorde con el popular festival de cine anual de Tribeca. El teatro albergará programación como proyecciones y estrenos de películas, y será reservable para eventos corporativos y artísticos. El puesto a nivel de calle del famoso bistró Champs d'Elysée, el restaurante Fouquet's, es un destino en sí mismo, con un bar rojo y negro que refleja su contraparte en París (y el Louvre en Abu Dhabi). Un esquema de colores de lavanda francesa, verde menta y crema incluye papeles pintados personalizados con ilustraciones de escenas de la ciudad de Nueva York vinculadas a Francia, como Lady Liberty, personas en Central Park comiendo pizza, y palomas de dibujos animados con croissants en sus picos.
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The Ned NoMad
A poca distancia del Empire State Building y flanqueado por edificios emblemáticos, la ubicación de The Ned lo sitúa perfectamente en relación con el centro de Manhattan y el distrito de negocios de Midtown. El vecindario NoMad en sí, que ha visto una tremenda transformación mientras mantiene sus bases de comercio al por mayor, también vale la pena descubrir. Situado en el edificio Johnston, un hito de Beaux-Arts de 1908 con fachada de piedra caliza, toma su carácter de la arquitectura del edificio en el que se encuentra. Una vez dentro, los espacios se revelan uno tras otro como muñecas rusas, y se sirven con un montón de glamour Art Deco, incluyendo tapicería de tonos joya, suelos de mármol, y madera de caoba, y muchos rincones oscuros para deslizarse.
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ModernHaus Soho
Si buscas un lugar cerca de toda la acción del bullicioso barrio SoHo de Nueva York, pero que a la vez se sienta distante de todo (y que tenga su propia piscina en la azotea), este es el lugar para ti. Antiguamente The James New York – SoHo, el hotel reabrió el 1 de mayo después de una renovación de casi año y medio. Hay 114 habitaciones repartidas en 14 pisos, 10 categorías diferentes de habitaciones, todas generosas en tamaño. (Según los estándares de Manhattan, de todas formas; las habitaciones Modern Queen comienzan en aproximadamente 280 pies cuadrados.) Su restaurante Veranda ofrece un menú de comida americana moderna, aunque con guiños globales a las cocinas de India, México, Sudamérica, Oriente Medio y Portugal, el país ancestral del chef con estrella Michelin, George Mendes (más notablemente de Aldea). No hay spa, pero se ofrecen otras ventajas de bienestar, incluyendo un gimnasio de 400 pies cuadrados en el piso 17, equipado con equipos de fitness de última generación como una bicicleta Peloton y elíptica Technogym.
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Gansevoort Meatpacking NYC
En la esquina de la Novena Avenida y la Calle 13, el Gansevoort Meatpacking NYC está a un corto paseo de las galerías de arte de Chelsea, los restaurantes estilo brasserie del West Village, y las sofisticadas boutiques del Distrito Meatpacking. Entre sus atractivos se incluye la piscina climatizada en la azotea de 14 metros de largo con luces submarinas; la Suite Dúplex Penthouse con un muro de ventanas con vista al Río Hudson; el restaurante The Chester in situ; y el servicio, notable para un hotel boutique. En la azotea, disfruta de platos clásicos y compartibles elaborados con productos del Mercado de Union Square en el salón, o dirígete al recóndito Saishin by Kissaki en el Gansevoort Rooftop para un excelente sushi a la carta y omakase con vista al skyline del centro.
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The Langham, New York, Fifth Avenue
A tres manzanas al norte del Empire State Building en la Quinta Avenida, este elegante hotel ofrece espaciosas habitaciones que empiezan desde 39 metros cuadrados, generoso para Nueva York. Todas las unidades cuentan con mobiliario de nogal, cómodas camas Duxiana y bañeras de inmersión profundas. Los apartamentos suites tienen cada uno una cocina completa de acero inoxidable. El hotel también alberga varias pinturas originales del artista neoyorquino Alex Katz, el vestíbulo es un buen lugar para comenzar a aprender sobre su obra. ¿Cansado y no quieres ir muy lejos para una buena comida? Estás de suerte; Ai Fiori está en la planta baja como parte del hotel, sirviendo desde platos de pasta de primera categoría hasta negronis italianos clásicos elaborados con Campari vintage.
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Soho House New York
Aquellos ya familiarizados con Soho House se sentirán inmediatamente como en casa aquí, donde se encuentran algunos de los elementos de diseño insignia de la compañía, como pisos de madera envejecida, techos con vigas, sillas y sofás de terciopelo, ladrillo expuesto, y una iluminación halagadora. Como corresponde a un club de miembros, se siente íntimo, aunque no exclusivo (el hotel está abierto a todos). No solo las habitaciones son encantadoras, sino que los espacios comunes supremamente cómodos son lugares en los que querrás pasar mucho tiempo, especialmente si necesitas trabajar un poco o simplemente sentarte a leer. Cuando reservas una habitación aquí, eres bienvenido al mundo de Soho House como un miembro, lo cual es una sensación agradable en esta gran y ajetreada ciudad. Además, la ubicación es prime, a poca distancia de High Line.
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The Wall Street Hotel
En una parte de la ciudad a menudo pasada por alto por los viajeros, al menos cuando se trata de elegir un lugar de base, The Wall Street Hotel es una estancia boutique única en el centro de Manhattan cuyo interior asiente a la historia del área y a los edificios Beaux-Arts. The Wall Street Hotel no solo es una emocionante adición al paisaje, sino que también brinda una gran razón para reconsiderar Wall Street como tu punto de partida para un viaje a la ciudad. Casi todos los trenes pasan por el cercano centro de Fulton, lo que significa un fácil acceso a cualquier parte de Manhattan (Brooklyn está a un par de paradas, al igual que Jersey). El vecindario está lleno de historia que se remonta al siglo XVII, y una pequeña búsqueda en Google o un gran guía turístico pueden ayudar a sacar historias de los edificios emblemáticos del vecindario (George Washington frecuentaba la cercana Taberna Fraunces, para darte una idea).
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The Carlyle
Desde su apertura en 1930, The Carlyle se ha convertido en algo más que la suma de sus partes extremadamente atractivas, una leyenda viva que encarna, si no el espíritu de la Ciudad de Nueva York, al menos uno de sus espíritus: su yo más brillante, más deslumbrante, más elegante; ingenioso, mundano y nostálgico. Se ha hecho toda una película sobre esta propiedad, Always at The Carlyle, en la que ancianos de la tribu como George Clooney, Sophia Coppola, Wes Anderson y Naomi Campbell discuten su cariño por el lugar. En términos generales, las habitaciones mejoran cuanto más alto es el piso. Además, pasas más tiempo en los ascensores, no es una actividad para disfrutar en la vida cotidiana, pero esta no es la vida cotidiana. Los de The Carlyle son objeto de leyenda, tan admirados como el asombroso vestíbulo de Dorothy Draper o el Bemelmans Bar. Imagina si hubieras estado allí cuando la Princesa Diana, Michael Jackson y Steve Jobs se subieron todos (historia real). Habrías quedado asombrado. No de ellos, por supuesto, sino de la verdadera superestrella, el imperturbable, fríamente calmado, operador del ascensor de The Carlyle con guantes blancos.
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The Ritz-Carlton New York, NoMad
Durante la Semana de la Moda de Nueva York, el ya icónico bar en la azotea de este hotel, Nubeluz de José Andrés, albergó un desfile de Bronx y Banco, completo con una vibra y lista de invitados de cool urbano, como la actriz Natasha Lyonne y la rapera Coi Leray. Nubeluz (y The Ritz-Carlton New York, NoMad en su conjunto) se convirtió inmediatamente en un punto de interés en la ciudad de Nueva York, mostrando cómo esta marca legendaria está remodelando su imagen. Pero, ¿cómo logró un conglomerado de hoteles considerado algo rígido crear un hotel que es familiar para su clientela existente y al mismo tiempo atractivo para una nueva generación? Las respuestas se encuentran en el vestíbulo que se inspira y rinde homenaje a su ubicación en el distrito floral, el restaurante mediterráneo Zaytinya (otro de José Andrés), las habitaciones con vistas y el spa subterráneo que reafirma la piel. Cada espacio combina tendencias de diseño actuales, como los candelabros de pétalos florales de Randy Zieber en el vestíbulo y las paredes de mármol italiano negro, con el servicio excepcional y discreto que caracteriza a Ritz-Carlton. No podemos imaginar un lugar más perfecto para sacudir las cosas que la capital de la reinvención: Nueva York. Habitaciones desde $895. —Scott Bay
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Crosby Street Hotel
Patrón, color, capricho: al entrar al Crosby Street Hotel, es como adentrarte en un mundo que representa lo mejor del diseño inglés moderno, imaginado por la fundadora y diseñadora británica Kit Kemp. En todas partes encontrarás una obra de arte o un mueble especial que querrás observar por un rato. Es un gran placer visual en medio de SoHo. No hay nada mejor que terminar un día ajetreado y regresar a las habitaciones más cómodas y perfectamente diseñadas de la ciudad. Además de ser un placer para la vista, la ubicación es casi perfecta: una calle tranquila en el corazón de SoHo, junto al transporte público, pero también en el barrio más agradable para caminar, con innumerables restaurantes, bares, librerías, cafés y tiendas.
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The Hoxton, Williamsburg
El otoño pasado, cuando The Hoxton se estableció en Wythe Avenue en Williamsburg —la calle de los hoteles no oficial del barrio— fue tanto para los neoyorquinos como para los visitantes. Pruebas de ello son: un lobby retro y peculiar que es perfecto para los domingos relajados; un espacio para eventos que ha albergado, entre otras cosas, un estudio de tatuajes pop-up; un bar en la azotea que aún no tiene fila. Ennismore, con sede en el Reino Unido, diseñó el hotel para que se sienta extremadamente Brooklyn, salpicándolo de muebles vintage de origen local y estanterías que muestran pesados tomos de arte contemporáneo, y candelabros de estilo '70 colgando del alto techo. Los tres restaurantes en el lugar—el estacional Summerly y Backyard y el favorito durante todo el año Klein’s— están supervisados por Jud Mongell y Zeb Stewart, los nombres detrás de los queridos Five Leaves, Union Pool y Hotel Delmano de Williamsburg. Los cócteles son una delicia (pide el Fire Island con infusión de mezcal), y la comida abarca desde confort americano en Klein’s hasta los bocadillos de langosta al estilo de Nueva Inglaterra en Summerly. Arriba, las 175 habitaciones, como las de The Hoxton en París, no son masivas pero caben camas king size y tienen vistas del skyline de Manhattan o Brooklyn.
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PUBLIC Hotel
Como su nombre podría sugerir, los espacios públicos son un factor importante aquí, y una vez que atraviesas el jardín de nivel de entrada y tomas los futuristas ascensores luminosos hasta el vestíbulo, te espera una comunidad completa, una con grandes sofás blancos, espacios de trabajo y muchos locales que vienen a hacer algo de trabajo en un ambiente un poco más emocionante que su café de barrio.
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The Greenwich
En una era donde los clubes de miembros cada vez más exclusivos atraen a la manada de lobos con tarjetas negras, el hotel de Robert De Niro hace que la privacidad parezca refrescantemente fácil. Construido hace más de una década en un rincón empedrado de Lower Manhattan, crea la sensación de entrar al propio salón del actor. El vestíbulo está adornado con pinturas abstractas del fallecido padre de De Niro, y más allá esperan más santuarios interiores: Un salón de lectura lleno de libros se funde con un pequeño jardín, donde los topiarios aportan un encanto italianizante. Cada una de las 88 habitaciones está dispuesta de forma idiosincrática con alfombras de seda antiguas, alguna que otra mesa vintage y bañeras de mármol, mientras que la Tribeca Penthouse es terrenal y minimalista. Pero la revelación perdurable es el Spa Shibui, donde la piscina iluminada por faroles brilla bajo las vigas de una casa de campo japonesa de 250 años de antigüedad. Aún se levanta un ruido festivo en Locanda Verde, que sirve platos rústicos de orecchiette de pato, y personajes emblemáticos de Nueva York como Yoko Ono y Jay-Z pasan prácticamente incógnitos, pero las cosas se calman temprano. La manada de lobos puede ir a otro lado.
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The Mercer
The Mercer es prácticamente sinónimo de SoHo. El edificio mismo, de estilo neorrománico construido en 1890, es un ícono del barrio, y una vez dentro, es prácticamente lo que esperarías de un hotel de lujo en el centro de la ciudad: colores sobrios y muebles modernos; una pared de libros de mesa de café; y habitaciones que parecen equipadas por las tiendas de muebles ultra cool que habitan la zona. Todo se suma a una experiencia quintesencial del centro de Manhattan. El personal de The Mercer se desvivirá para atender cualquier solicitud de sus huéspedes. Es una gran razón por la que la gente sigue volviendo para repetir visitas.
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The William Vale
Su distintiva fachada exterior de cruce blanco se puede ver desde el bajo Manhattan, pero The William Vale, en la sección de Williamsburg de Brooklyn, también causa impresión de cerca. Cada una de las 183 habitaciones del hotel tiene balcones, la mayoría con vistas al East River y al skyline de Manhattan. La decoración es luminosa, ventilada y actual, con suelos de madera, duchas encerradas en cristal, alfombras estampadas y suculentas en la mesita de noche. El hotel también tiene su propio parque público elevado y tiendas minoristas, así como una piscina en la azotea de 60 pies, un restaurante del famoso chef Andrew Carmellini, y un remolque Airstream remodelado que sirve hamburguesas, patatas fritas y helados en los meses más cálidos. En cuanto al nombre del hotel, es un homenaje a William Vale, el original propietario de propiedades, eh, hipster de Brooklyn en el siglo XIX.
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Mandarin Oriental, New York
Un pilar de la escena hotelera de cinco estrellas de la ciudad, el Mandarin Oriental de Nueva York es conocido por su servicio de élite, un fantástico spa y vistas impresionantes: la piscina de 75 pies tiene vistas al Hudson, el lujoso MO Lounge cuenta con el skyline de Manhattan como telón de fondo, y las mejores habitaciones tienen vistas panorámicas de Central Park. Las habitaciones se sienten tanto atemporales en su definición de lujo, con cortinas opulentas para la privacidad, escritorios de madera oscura y tonos ricos del púrpura característico de la marca, como contemporáneas, con obras de arte modernas en las paredes, luminarias estructurales brillantes y detalles metálicos reflectantes en cada habitación. Y el spa del Mandarin Oriental es un destino en sí mismo. Ofrecen tratamientos estándar como envolturas de detox y masajes con piedras de aroma, además de tratamientos de belleza como hidrodermoabrasión y tratamientos faciales moldeadores.
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The New York EDITION
Sobrio, elegante y que recuerda a un club privado, la Edition no es realmente un lugar de reunión para hipsters, ni es un palacio opulento y trucado. Camina hábilmente sobre la línea entre lo cool y lo sofisticado, con un interior predominantemente blanco
acentuado con toques de caoba cálida y tonos crema. El efecto es una sensación de exclusividad.
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The Ludlow
Encajando perfectamente en su ubicación en el Lower East Side, The Ludlow se siente lo suficientemente genial y moderno sin exagerar. Hay paredes de ladrillo, sofás de cuero bajos, una acogedora chimenea y mucha gente atractiva degustando vino o trabajando en sus computadoras portátiles. ¿En otras palabras? Representa a la perfección su vecindario. Aunque no tan concurrido como cuando abrió en 2014, el restaurante, Dirty French, sigue siendo un lugar animado durante la cena y el brunch del fin de semana (prueba la chuleta de cerdo picante con remoulade de apio).
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The Peninsula New York
La opulencia te recibe en el minuto en que cruzas las puertas ubicadas justo al lado de la Quinta Avenida, donde arreglos florales y una gran escalera sirven como el centro de atención del vestíbulo. Es un ambiente formal, pero no uno poco acogedor. Habitaciones enormes y lujosas, un spa de primer nivel, piscina, un excelente restaurante (Clement) y uno de los mejores equipos de servicio en Nueva York hacen de este un experiencia excepcional. Aunque las habitaciones y las instalaciones son magníficas, es la calidez del personal lo que fomenta las visitas repetidas.
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1 Hotel Brooklyn Bridge
Pocas cosas son tan clásicamente neoyorquinas como la ubicación del 1 Hotel al pie del Puente de Brooklyn. Más allá del inmejorable emplazamiento, es un lugar pensado, extremadamente atractivo para llamar hogar mientras eres un huésped aquí. Además, cuenta con uno de los restaurantes de granja a mesa más bonitos de todo Brooklyn: el Osprey. Puedes sentirte aún mejor alojándote aquí sabiendo que todo el hotel es sostenible y respetuoso con el medio ambiente, utilizando materiales reciclados para todos los muebles, iluminación LED y un sistema de riego con agua gris. La piscina en la azotea tiene unas vistas impresionantes de Manhattan y es donde querrás estar en los días cálidos.
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Park Hyatt New York
Si James Bond tuviera un apartamento en Nueva York, probablemente se parecería mucho a una de las habitaciones de huéspedes de aquí. Todo es minimalismo fresco y elegante con muebles contemporáneos, pisos de piedra y madera oscura. Y hasta las habitaciones básicas tienen 530 pies cuadrados, lo que las convierte en algunas de las más grandes de la ciudad. Puedes pasar todo un día en el Spa Nalai del hotel en el piso 25 o en Rossano Ferretti Hairspa. Después de un tratamiento, puedes probar el baño de vapor de eucalipto, el jacuzzi y la piscina de agua salada, que tiene que ser la más hermosa de Manhattan. Esta es una oportunidad para alojarte en uno de los edificios más altos de Manhattan en el cruce de la ciudad; Central Park está a solo dos cuadras de distancia.
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The St. Regis New York
Incluso los neoyorquinos más desapegados no pueden evitar sentir un toque de nostalgia al pasar por las puertas giratorias doradas del St. Regis, saludados puntualmente por un caballero con guantes blancos y una sonrisa. El sentido de la época dorada de la ciudad persiste en ese vestíbulo, donde brillantes candelabros calientan las paredes pálidas para crear un necesario contrapunto calmante al tumulto de taxis y trajes en Midtown Manhattan. Es precisamente la atmósfera que John Jacob Astor IV buscaba capturar cuando abrió este emblemático edificio de 18 pisos y estilo Beaux-Arts a principios del siglo pasado. Hoy, hay más Michael Kors que visón en el King Cole Bar, aunque la orden no ha cambiado: ignora la larga lista de cócteles y opta por un Martini seco perfecto o un Bloody Mary, la especialidad de la casa, y entabla conversación con los banqueros de Boston sentados en la barra. Para aquellos que se quedan a tomar otro martini (o tres), es agradable saber que su suite está a solo un viaje en ascensor. Puede estar decorada con papel tapiz de color rojo rubí o cortinas de terciopelo azul y paredes a rayas blancas, con piezas clásicas como sofás de amor cosidos en seda y pinturas al óleo que se asemejan a ese glamoroso pied à terre con el que todos fantasean. Esta es una institución neoyorquina que canaliza el pasado glamoroso de la ciudad como ninguna otra, a pasos del bullicio de la Quinta Avenida.
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The Beekman, A Thompson Hotel
Cuando un hotel abre en Nueva York, no es raro que los lugareños apenas le presten atención. Después de todo, es una ciudad repleta de ellos: grandes, pequeños, modernos, clásicos. Se necesita una propiedad excepcional para capturar la conciencia colectiva, que es exactamente lo que sucedió en 2016, cuando The Beekman abrió sus puertas. El edificio histórico fue construido en la década de 1880 con un atrio de nueve pisos y techo de vidrio, pero a lo largo del último siglo, el atrio había sido cubierto mientras el edificio funcionaba como una oficina más. Ahora, el tragaluz de vidrio se eleva una vez más sobre el bar Art Deco del vestíbulo, donde los neoyorquinos acuden en masa. A las 6 p.m., es casi imposible encontrar un taburete de bar libre. Las habitaciones tienen muebles vintage, con pisos de madera oscura y cabeceras de cuero envejecido: cómodos pero no tanto como para no querer salir y perderte todo lo que sucede a tu alrededor. Muchos hoteles les gusta decir que han creado el vecindario, pero en el caso del Beekman, es realmente cierto.
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33 Seaport
El Viejo Mundo se encuentra con Nueva York en este hotel del centro de la ciudad, donde la hospitalidad europea moderna y la refinada comida italiana se sirven en un entorno que es innegablemente neoyorquino, con vistas al Puente de Brooklyn. El aspecto general aquí es de elegancia italiana moderna, y encontrarás mucho de eso en las 66 habitaciones de buen tamaño, desde los relucientes detalles en teca pulida y la tranquila paleta de colores hasta los productos de baño La Bottega y los muebles y ropa de cama hechos en Italia. Todos también tienen televisores 4K HD de 55 pulgadas con Chromecast, para que puedas continuar con tu última maratón de series, y muchos tienen vistas al Puente de Brooklyn, al río East o a los rascacielos del Distrito Financiero. Para tener un espacio exterior privado, reserva una de las habitaciones Premier Peck Slip King Terrace o Premier Front Street King Terrace, ubicadas en los pisos sexto y séptimo, y cuentan con terrazas amuebladas.
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The Pierre, A Taj Hotel
Imponente y majestuoso, The Pierre cumple con su ubicación privilegiada frente a Central Park en el Upper East Side. Piensa en suelos de mármol blanco y negro, molduras doradas y grandes arreglos de flores frescas. No puedes evitar sentirte importante cuando estás aquí. El equipo de conserjes Les Clefs d'Or del hotel puede crear itinerarios personalizados con acceso privilegiado a las atracciones más solicitadas de Nueva York, y de vuelta en el hotel, una comida en el restaurante Perrine ofrece una elegante experiencia culinaria inspirada en las estaciones. Las vibraciones reales continúan en la rotonda: con sus murales icónicos, es una de las habitaciones más románticas de la ciudad.
RESERVA AHORA EN EXPEDIA RESERVA AHORA EN BOOKING.COMThe Whitby Hotel
La segunda incursión de Nueva York por la marca británica Firmdale Hotels, es la diseñadora Kit Kemp en su máxima expresión lúdica. Ha creado un lugar que es la antítesis de las opciones de lujo neutras y sobrias de la zona. Es como un jardín de verano inglés cobrando vida en forma de hotel. Un adición bienvenida a Midtown, es ese raro hallazgo que es a la vez familiar y sofisticado. Un hotel magnífico a dos cuadras de Central Park con un excelente restaurante y té de la tarde, el Whitby vale cada centavo.
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The Lowell
The Lowell, en el Upper East Side, reabrió en 2017 tras una renovación de tres años. Sus 74 habitaciones recibieron una actualización, pero los detalles importantes se mantuvieron igual: chimeneas de leña, papel tapiz grisaille en el vestíbulo, llaveros con borlas. Ningún lugar de la ciudad se siente tan refinado. Cada habitación tiene flores frescas, mientras que los enormes baños de mármol tienen áreas de bañera y ducha separadas, albornoces Frette, y productos hechos a medida de la línea de lujo DDC28. A diferencia de las grandes cadenas de lujo, aquí se siente un ambiente pequeño, tranquilo y personalizado que vale la pena la falta de extras (como una piscina o spa).
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The Bowery Hotel
Entrar al vestíbulo de The Bowery es como retroceder a una versión gótica del siglo XIX, o al menos, a un set de película de alguien con una visión gótica. Con poca luz y rezumando atmósfera, es un mundo de terciopelo carmesí, cuero oscuro y madera, alfombras orientales gastadas y pinturas al óleo. El efecto es de transportar a otro tiempo, pero de alguna manera aún arraigado en el centro de NYC. La vista desde uno de los pisos superiores es algo de lo que nunca te cansarás, y vale la pena darte el gusto. El restaurante del Bowery, Gemma, es una sólida elección en las noches cálidas: toma una mesa al aire libre y prepárate para una de las mejores observaciones de personas en NYC. Después de la cena, pocos lugares son mejores para una copa de vino tinto que el salón del vestíbulo (su chimenea hace que la atmósfera sea aún mejor).
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The Mark
El pulido suelo blanco y negro que te recibe en el vestíbulo es la primera señal de que The Mark no es una experiencia hotelera ordinaria. Las lámparas contemporáneas, los muebles y el arte moderno combinados sin esfuerzo por el diseñador Jacques Grange le dan al hotel una sensación de elegancia fresca. El restaurante, del chef Jean-Georges Vongerichten, es puro Nueva York de alta gama. La clásica ubicación en el Upper East Side combinada con el diseño contemporáneo inspirado en el Art Decó hacen de tu estancia una experiencia inolvidable.
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Casa Cipriani
Esta es una propiedad de Cipriani, por lo que es lujo al máximo, pero de esa forma chic italiana sin esfuerzo. Además, está en el emblemático edificio Battery Maritime, un edificio que muchos neoyorquinos han visto, pero pocos han realmente explorado. De alguna manera, es como un portal a una era diferente en la ciudad de Nueva York. Los revestimientos de paredes de cachemira Loro Piana son el tipo de detalles lujosos que encontrarás en cada rincón de las habitaciones. Los tratamientos de spa abarcan desde exfoliaciones corporales y acupuntura hasta infusiones IV y crioterapia.
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Wythe Hotel
El Wythe Hotel define el estilo de Williamsburg para muchos: un antiguo edificio industrial reconvertido en hipster con paredes de ladrillo expuesto, ventanas de fábrica, suelos de hormigón y mucho madera recuperada. El Bar Blondeau en el sexto piso, que sirve platos franceses y vinos naturales, ofrece vistas impresionantes del río a Manhattan. El restaurante, Le Crocodile, ha recibido elogios por su audaz comida de brasserie. Si eliges alojarte en Williamsburg, probablemente busques un ambiente industrial-chic, y el Wythe Hotel cumple con creces.
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Baccarat Hotel New York
Nadie sabía qué esperar cuando una marca de lujo francesa de 258 años abrió su primer hotel, Baccarat, en West 53rd, excepto que al menos debía haber un candelabro exagerado. El hotel no decepcionó, pero lo sorprendente fue lo maravillosa que se sintió su opulencia, después de todo lo industrial, las bombillas desnudas y todo lo rústico, como un retorno al champán después de años de cerveza lager. Recibes una opulencia descarada tan pronto como entras al vestíbulo, donde hay alrededor de 15,000 piezas de cristal de la marca, incluyendo cristalería y candelabros. Arreglos de rosas rojas frescas por todas partes añaden un toque de color. Pero aunque el hotel es una visión singular, pueden ser los pequeños detalles, como los vasos Baccarat en el baño, los que hacen que una estancia sea especial.
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AKA Central Park
Diseñado para estancias de una semana o más, esta propiedad de lujo para estancias prolongadas combina el ambiente (y algunos de los servicios) de un hotel con suites de estilo condominio contemporáneas más grandes que muchos apartamentos de Manhattan. Tus opciones de base de operaciones van desde Estudios de una habitación de 300 pies cuadrados hasta suites con espacio al aire libre amueblado y Áticos con extras útiles como televisores equipados con DVR y una mesa de comedor que puede acomodar a seis personas; las opciones más grandes rondan los 1,500 pies cuadrados. Las más populares son las suites de uno y dos dormitorios, que tienen cocinas completas equipadas con neveras, estufas, hornos, lavavajillas, utensilios de cocina, vajilla e incluso suministros para lavar platos, además de amplias salas de estar con espacio para trabajar y camas cómodas. (Los estudios tienen kitchenettes más pequeñas, pero también vienen con casi todo lo que podrías necesitar.)
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Freehand New York
Es obvio que los jóvenes visitantes de Nueva York no quieren gastar todo su presupuesto en una habitación de hotel lujosa. Es mejor reservar algo que sea al menos limpio, cómodo y estratégicamente ubicado, y gastar el dinero extra en ese restaurante del que todos hablan. Freehand toma este compromiso y de alguna manera logra hacerlo sentir sexy y elegante. Las habitaciones, que incluyen reinas, reyes y habitaciones con literas para cuatro, son básicas, casi como dormitorios, pero se iluminan con obras de arte que a veces serpentean por las paredes y techos. Siguiendo el modelo que Ian Schrager diseñó con Morgans Hotel en los años 80, aquí todo gira en torno a los espacios públicos, que el estudio de diseño Roman and Williams llenó con brillantes azulejos, maderas oscuras y paredes en turquesa profundo, con toques peculiares como alfombras de piel de oveja y plantas en macetas de cerámica desparejadas. Más importante aún, hay una variedad de opciones de comida y bebida: una sucursal del galardonado cóctel bar Broken Shaker en la azotea; un mostrador para llevar en el vestíbulo, una extensión del popular lugar de desayunos downtown, the Smile; y dos restaurantes y otro bar de Gabriel Stulman, de Bar Sardine en West Village. Freehand captura todo por lo que los viajeros vienen a Nueva York, bajo un techo bien diseñado y a buen precio.
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Andaz 5th Avenue
Las habitaciones serenas, una ubicación central y detalles de cortesía (como minibares) hacen de este Andaz una elección fácil en Midtown. Las 184 habitaciones son de tamaño decente, especialmente para esta parte de la ciudad, y tienen una decoración sencilla y sin desorden. Todas vienen con un escritorio, duchas con acceso directo llenas de productos de baño de Fellow Barber, con sede en NYC, y una cama toda blanca y esponjosa, así como techos altos y grandes ventanas. Los artículos de minibar suaves de cortesía como patatas fritas y chocolates de origen local se reponen diariamente; el alcohol, que incluye cerveza de marcas locales como Bronx Brewery, está disponible por un cargo. No todas las habitaciones tienen vistas notables, pero algunas de las que sí las tienen también cuentan con balcones o terrazas amuebladas desde donde se puede ver el parque o el Empire State Building.
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The Marlton Hotel
Entrar al Marlton es como ser transportado al siglo XIX, donde hay poca evidencia de tecnología moderna, y donde los huéspedes y los lugareños pasan el tiempo en el vestíbulo con chimenea y poca luz, que cuenta con mucha madera oscura y alfombras antiguas. La belleza de estar aquí es olvidar en qué época te encuentras. Las habitaciones son pequeñas, pero hermosas, y si te sientes demasiado apretado, estás justo en medio de Greenwich Village y todo lo que tiene para ofrecer. Los huéspedes del hotel pasan a la parte superior de la lista en el restaurante del hotel, Margaux. Eso es bueno, ya que querrás probar el pollo a la rotisserie Amish con batata aplastada y limón quemado. Tomar una copa de vino junto a la chimenea en el precioso vestíbulo es lo perfecto para hacer en las noches frías. Así como poder subir al ascensor directo a la habitación después.
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Four Seasons Hotel New York Downtown
Este hotel Four Seasons ocupa 24 pisos de un edificio de 84 pisos (con condominios que ocupan el resto del espacio). También hay una piscina, spa, sala de vapor y un total de 189 habitaciones, incluyendo 28 suites diseñadas por Yabu Pushelberg, quien también se encargó de los interiores para el debut del hotel NYC de la marca de fitness Equinox. Las dos joyas de la corona son la suite Tribeca y la suite Royal: esta última, con 2,400 pies cuadrados, tiene espacio para una cena y vistas panorámicas del downtown de Nueva York. La planta baja del Four Seasons Downtown alberga la única sucursal en Nueva York de Wolfgang Puck's Cut, que sirve fruta fresca y versiones sofisticadas de sándwiches de huevo durante el día, y bistecs por la noche.
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Hotel Chelsea
El Hotel Chelsea puede que ya no esté lleno de músicos famosos, pero la vibra rock-and-roll perdura. Los residentes a largo plazo que han heredado sus apartamentos todavía rondan por allí, y la mayoría de los huéspedes —usualmente atraídos por la historia del hotel— poseen un aire de saber, ya sean de los 30 o los 60. Las 158 habitaciones y suites tienen pisos de madera con el monograma del Hotel Chelsea ahora incrustado; el sol se filtra a través de tela de encaje marfil en las ventanas; y los baños están clásicamente decorados con mármol gris claro y oscuro acentuado por detalles en bronce. Sillas de estampado animal dan un toque de picardía a las ahora luminosas y amplias habitaciones, al igual que las mesitas de noche de madera oscura ornamentada. Amplios armarios, con un interior lleno de papel tapiz, hacen aún más fácil imaginar desempacar y quedarse por un tiempo. Si visitaste el Chelsea en sus buenos tiempos, reconocerás las chimeneas originales, las ventanas de vidrio manchado y los icónicos balcones de hierro forjado sobre West 23rd Street, que han sido restaurados. Habitaciones desde $199. —Megan Spurrell
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Pendry Manhattan West
Pendry Manhattan West aspira a traer un ambiente de la Costa Oeste a Midtown Manhattan, con 30 amplias suites (todas con ventanas de piso a techo) y 164 habitaciones para huéspedes, mobiliario moderno, abundante vegetación, y una cálida iluminación empotrada tanto en las habitaciones como en las áreas comunes. El público resultante son principalmente creativos geniales buscando un lugar donde resguardarse, a quienes verás apostados con sus laptops en los salones durante el día, y dirigiéndose al Bar Pendry en la planta baja para disfrutar de un innovador cóctel con amigos por la noche. Llega con muchos días de actividades planificadas en el desarrollo de Manhattan West, sabiendo que tendrás un espacio tranquilo para recargar energías por la noche, completo con zapatillas suaves y macarons al lado de la cama para el servicio nocturno. Habitaciones desde $695. —Shannon McMahon
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Nine Orchard
Pregunta a cualquier neoyorquino conocedor cuál es su barrio favorito, y es probable que sea el Lower East Side. El lugar bulle con un estilo urbano genial. Salones de tatuajes en cada esquina. Restaurantes discretos donde los platos rivalizan con los de SoHo, pero la multitud es una mezcla de patinadores, diseñadores y músicos. Cuando Nine Orchard abrió en junio de 2022 en una esquina histórica del barrio, trajo consigo un grado de sofisticación rara vez celebrado aquí. Para empezar, el lugar se ubica en un antiguo y grandioso banco, con un bar en el vestíbulo que resuena bajo antiguos techos abovedados que rivalizan con los de Grand Central. La unión estelar de la comida con Ignacio Mattos, uno de los chefs más destacados de la ciudad, significa que platos clásicos como el steak au poivre y las frites son excepcionales en el Corner Bar adyacente (las mesas son encantadoras con sus ajustes mínimos pero el mejor lugar son uno de los 40 taburetes en la barra envolvente). Con el estómago lleno, te sentirás felizmente listo para caer en una de las 113 habitaciones del hotel con mesas de cama de madera sencillas y sillas talladas a mano que parecen un espacio genial para sintonizar las estaciones de radio personalizadas creadas para el hotel por DJ Stretch Armstrong y Devon Turnbull, DJ y productor de Nueva York que se enfocan en música inspirada en Nueva York en las cuatro estaciones del hotel. Sea cual sea la estación que elijas, este hotel emblemático ofrece a los locales y visitantes por igual un sentido de estar arraigado en un lugar, y rinde homenaje al barrio y a su ciudad como uno de los mejores del mundo. Habitaciones desde $525. —Lara Kramer
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Ace Hotel Brooklyn
El vestíbulo de cualquier hotel Ace es el lugar para estar, y su sucursal en Brooklyn no es diferente. Hay abundantes espacios de trabajo públicos, incluyendo una mesa al estilo biblioteca, un jardín lleno de plantas, y un área de bar sombría con asientos acogedores, y una gran cantidad de huéspedes, locales y personal los aprovechan todos. Muchas de las características distintivas de la decoración de Ace están presentes en las 287 habitaciones: muebles de contrachapado que ofrecen tanto forma como función, arte local y toques de color (en este caso, un verde profundo). Pero el diseño de la habitación también se inclina hacia la arquitectura industrial del edificio, con concreto expuesto y ventanas de almacén. Habitaciones desde $249. —Meredith Carey
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